Palma, jueves 5 de septiembre de 2024
Talento sin necesidad de algoritmo
Por Víctor M. Conejo
Luis Sergio Carrera y Carlos Fernández
Arrancó la primera de las semifinales del Concurso Pop Rock del Ajuntament de Palma, que este año son cinco como podrían haber sido treinta y dos. Así es la escena local, inabarcable en cantidad y calidad. Como no es eslogan gratuito ni algoritmo artificial, aprovecha la vida, gañán, y ve a un concierto local. O mejor treinta y dos. Sé dinámico como el equipo Dinamo, presente en la velada estand mediante, recordando su imprescindible labor con la cultura, el ocio y la juventud.
Jose Artero
Estrenó la tanda Jose Artero, quien buscó emocionar bajo coordenadas pop sin ascensor. Presentó la nueva reversión de su música con alineación lujosa: San Caldentey al bajo y la elegancia por dentro y por fuera, Sara Mingolla al teclado erudito, Dani Amengual a la batería con flow marcial aun sin DJ, Fausto Morell a la eléctrica infalible y Jose a la acústica, voz e intensidad versada. Lo explico fácil: me gustó tanto como me gustan los mofletes. Alguien dijo en la previa que son los Hawaiians sin chistes, pero era mentira y menos mal. Otra definición, la del mismo cantante: «Triste pero bonito».
Born
Me gusta la vehemencia noventera de Born, y quiero verles dentro de noventa conciertos porque ya me prometen. El guitarra se prende fuego cuando toca, y el batería parece estar como toca detrás de una banda y empujándola: enfadado. Con sus baquetas luminosas guía una oscuridad a la que le falta perversidad, nihilismo y violencia, pero es igualmente indiscutible que esa oscuridad sónica y actitudinal apunta a gloriosa, a sonar a sexo oscuro en un callejón reluciente. Ítem más la voz: perfectamente construida, solo hace falta deconstruirla mediante más presencia, fiereza y desgarro.
Dissociated
Vaya reventada la de Dissociated. En el mejor de los sentidos: ¿que hay que tener actitud? Cuánta quieres. ¿Que hay que tener sonido? Cuánto quieres. (Sonido en actitud que no en decibelio; ¡ay, Es Gremi Café!). En un certamen musical siempre hay sorpresa, detonación inesperada, y en esta ocasión vino con el metal clásicamente contemporáneo del trío. Vaya poder, autoridad, jurisdicción y potestad. A estos les enyesas de tobillos a cuello y les da igual, te revientan con su directo. San Buda bendito, vaya hostia de rock&roll. Y vaya vocalista: eso no es un cantante, es un domador de tornados.
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